Cada año, una familia catalana me envía una tarjeta para desearme una Feliz Navidad.
Llega por correo tradicional.
Esto significa que alguien de esa familia hizo una lista de personas a quienes escribir, reunió el material necesario, creó la tarjeta, lo puso todo en un sobre, escribió a mano la dirección, compró y pegó el sello, y envió todo desde la oficina de correos local.
Esto significa que alguien se tomó el tiempo de asegurarse de que su creación llegara a tiempo.
Un envío desde Cataluña a Italia tarda unos 10 días.
Este año, la tarjeta era roja.
Tenía una decoración hecha con una bellota, cuerda y algo de verde.
Y había una frase:
"No tengas miedo de dar un gran paso, un precipicio no se supera con pasos pequeños."
No recuerdo las frases que he recibido en años anteriores.
Esta me hizo reflexionar sobre mí y mi camino.
La vida hay que enfrentarla.
A veces es necesario dar un gran paso. A veces son necesarios los pequeños pasos.
Todos son útiles.
De alguna manera, la vida nos lleva a donde quiere.
Es como si estuviéramos sobre una gran ola y tuviéramos que aprender a cabalgarla.
Hay que conocer las corrientes, los vientos, las pendientes.
Hay que saber cuándo subirse.
Hay que saber cuándo quedarse.
Hay que saber cuándo dejarse llevar.
Hay que saber cuándo bajarse.
La vida es parecida.
No siempre es posible dirigirla.
Muchas veces es ella quien nos da los tiempos y los lugares.
Nosotros podemos decidir ciertos grandes pasos.Para luego manejar las consecuencias con pequeños pasos.
Es verdad, los grandes precipicios no siempre se superan con pequeños pasos.
Pero a veces sucede.
En Figueres no estaba bien. Era joven. Estaba en apnea. Me faltaba el aire.
El gran paso fue mudarme a Italia.
Los pequeños pasos fueron muchos: aprender el idioma, superar muchas pequeñas adversidades, estudiar, trabajar.
Me quedé solo desde muy joven, sin mis padres.
El gran paso fue aceptar la realidad (quizás todavía no lo he hecho).
Los pequeños (grandes) pasos fueron buscar siempre lo positivo en todo lo que pasaba. Y tratar de mantener esa mirada hasta el final de mis días.
Me separé.
El gran paso fue empezar de cero, cambiar de casa y muchas cosas más.
Los pequeños pasos fueron hacer mi cama todos los días, no dejar nada por lavar en el fregadero de la cocina, mantener la casa limpia, encontrar nuevas pasiones, escribir, correr, trabajar la madera.
Todos hemos hecho grandes pasos. Todos hemos tomado grandes decisiones.
Las sabemos. Las conocemos.
A mi, los grandes pasos me ayudaron a enderezar el camino.
Los pequeños pasos me permitieron no rendirme.
Y buscar siempre la luz.
Pequeños y grandes. Grandes y pequeños.
Todo está conectado. Todo está unido.
El futuro es largo.
Habrá muchas olas que cabalgar.
Habrá que enfrentar muchos grandes y pequeños pasos.
Y espero poder seguir recibiendo tarjetas durante muchos años más.
"Gràcies per haver pensat en mi"
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